Cómo la situación política
está afectando al empleo
El parón en lo político, parón por cuanto
tiene de pausa en las funciones de Gobierno y en la puesta en marcha de
acciones o políticas, porque las agendas de los políticos parecen estar más
ajetreadas que nunca, a pesar de no haber entrado todavía en el tiempo de
campaña electoral, la tercera, nos preocupa de cara el empleo.
Todos preparan lo que está por llegar
porque los partidos son conscientes de cuánto se juegan en esta intentona, en
la que esperamos no se escatimen esfuerzos para alcanzar acuerdos, y esperamos
salga por fin un nuevo Gobierno dispuesto a tomar las riendas.
Del lado de las empresas son acuciantes
las demandas de estabilidad. No sólo con el objetivo de retomar la
“normalidad” política, sino por la incidencia que el desgobierno tiene en su
día a día. Grandes, medianas, pequeñas e incluso autónomos, ninguno de ellos es
inmune a los efectos de esta atmósfera enrarecida que respiramos desde el
pasado diciembre.
Dentro de ella, qué duda cabe que uno de
los aspectos más contaminados es el laboral. En nuestro caso, como termómetro
de la economía de nuestro país, somos partícipes de la disminución del
optimismo que reinaba hasta hace medio año.
Y es que en todas las conversaciones que
mantenemos con empresas para conocer sus demandas de profesionales, sus
necesidades de nuevo talento y, a fin de cuentas, sus perspectivas para los
próximos meses, una misma preocupación se manifiesta: hasta que no tengamos
nuevos gobernantes, prefieren mantenerse en standby. Las compañías
son cautelosas en cuanto a presupuestos e inversión se refiere, y ello
supone que aprieten su cinturón para nuevas contrataciones. No se sabe qué
depararán los próximos meses así que, antes de gastar, más vale tener en
previsión las peores perspectivas, por si acaso. No vaya a ser que regresen
tiempos pasados, todavía muy recientes en nuestra memoria, que impliquen
tomar decisiones dolorosas de nuevo.
Nos encontramos en un periodo de tensa
calma que vivimos con cierta incertidumbre y preocupación. El corazón
del empleo, que son las empresas y las personas que las componen, aunque
sigue latiendo, en muchos casos lo hace a un ritmo lento o incluso asincrónico.
Pero no hay que olvidar que tenemos millones de parados a la espera de conocer
si hay oportunidades y si el verano les dará una tregua. Por todos ellos,
empleados y desempleados, necesitamos que se siga bombeando, dando oxígeno y
alentando la contratación, a poder ser estable.
*Artículo publicado en ABC Empresa