1. Falta de visibilidad.
La
presencia y visibilidad en el aula es un aspecto muy a tener en cuenta a la
hora de impartir una sesión lectiva. Para ello es fundamental que estemos
preferentemente de pie y en constante movimiento, para que los alumnos fijen su
atención hacia nosotros. Ello nos permitirá tener un mayor control del grupo
clase.
2. Oír sin escuchar.
La diferencia entre oír a una persona y
escucharla es enorme, ya que cuando la escuchamos lo estamos haciendo de forma
activa y les transmitimos a nuestros alumnos que aquello que nos está diciendo
es importante tanto para ellos como para nosotros.
Los
alumnos de una clase demandan atención en todo momento. Aquellos docentes que
sólo oyen a sus alumnos pero no interactúan, corren el riesgo de tener una
relación distante y ello repercute negativamente en la relación del docente con
el grupo.
3. No mantener el contacto visual.
Bien es cierto que los docentes
enseñamos a través de la palabra oral y escrita, pero también comunicamos a
través de nuestro cuerpo y, por supuesto, con la mirada.
No mantener un contacto visual
con nuestros alumnos repercute negativamente en la relación y en el
aprovechamiento de nuestras sesiones lectivas. No mirar a nuestros alumnos
transmite inseguridad, duda, incomodidad, falta de empatía… No mirar a nuestros
alumnos hace que exista un distanciamiento con ellos que luego repercute
negativamente en nuestra relación con el propio grupo.
4. No cumplir con lo prometido.
Lo prometido es deuda. Todos
sabéis el sentido de la justicia que tienen, por lo general, los alumnos.
Incluso añadiría que además de sentido de la justicia tienen muy buena memoria
para aquello que les conviene.
5.
Prolongar el tiempo de corrección.
La rapidez en la corrección es algo que los
alumnos valoran muy positivamente y hace que te ganes el respeto de tus
alumnos, porque consciente o inconscientemente te conciben como un profesional
implicado y eficaz.
6. No
utilizar el mismo código.
Para que exista una correcta
comunicación entre dos personas, estas deben conocer y compartir el mismo
código.
En la medida que seamos capaces
de compartir al máximo el mismo código, más fluida será la relación entre
alumno y docente y mayor será el grado de comprensión.
7. No
dejarnos influir por nuestro estado de ánimo.
Ser
profesional bajo cualquier circunstancia es la mejor forma de dignificar
muestro trabajo.
8. Enseñar sin educar.
Los docentes solemos cometer el
error de pensar que nuestra profesión consiste en la transmisión pasiva de
conocimientos, en la transmisión unidireccional de contenidos a través de lo
que podríamos llamar una clase magistral.
Creo que
este enfoque es erróneo. Y es erróneo porque un docente es mucho más que un
mero transmisor de conocimientos.
9. Mezclar lo profesional con lo
privado. Redes
sociales.
En la sociedad actual la
privacidad se está convirtiendo en un lujo. El ámbito privado de los docentes
es algo que debemos tener muy en cuenta, porque un mal uso de nuestra
privacidad puede afectarnos muy negativamente.
Me parece
importante que en nuestras sesiones lectivas nos centremos en lo educativo y no
en lo personal. Se trata de mantener una distancia con nuestros alumnos, en
especial, por lo que a las redes sociales se refiere.
No hay comentarios:
Publicar un comentario