Los espacios de trabajo son a menudo esos micromundos complejos, llenos
de rivalidades entre compañeros, y con una frecuente desconexión emocional
entre jefes y empleados. No siempre se trabaja con las expectativas y la
comodidad que uno desearía. Presiones, estrés, horarios imposibles, escasa
comunicación entre los miembros que conlleva no solo a la improductividad y a
la ineficacia de esa empresa o esa entidad laboral, sino a la infelicidad de sus componentes. Una insatisfacción que en
muchas ocasiones acaba extendiéndose al plano personal y familiar de cada uno…
LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y EL ÉXITO PROFESIONAL
Hemos de tener clara una cosa: las personas somos emocionales antes que
racionales. Pensaremos del modo más lógico y razonal posible, pero casi siempre
actuaremos de acuerdo a nuestras emociones. De ahí que a menudo suela verse cómo los mejores
líderes empresariales siempre son aquellos que saben ver las necesidades de sus
empleados, fomentando un buen ambiente de trabajo, ahí donde cada individuo se
sienta cómodo para expresar ideas, ahí donde exista flexibilidad, oportunidades
de participación, donde todos se sientan escuchados y valorados.
La inteligencia emocional es
indispensable tanto para llegar a ser un buen líder, como para rendir y
aprovechar al máximo la realidad laboral de cada uno. Un ejemplo ilustrativo de cómo las emociones
y su manejo tienen un peso esencial en este ámbito, lo tiene un reciente
estudio realizado en Reino Unido y publicado en el periódico "The
Guardian". En él intentaba verse cómo afrontaban los trabajadores
los altibajos económicos actuales en sus respectivos puestos y sectores. El
resultado fue curioso y comprensible, podía verse como la mayoría de individuos
se posicionaban en el "modo de supervivencia", es decir, se aferraban
a lo que tenían en esos instantes fuera cual fuera su situación.
Esta sensación de "anclaje absoluto" a ese trabajo fueran cual
fueran las situaciones, les generaba a su vez una fuerte sensación de estrés e
infelicidad. Eran pues incapaces de ver otras opciones, nuevas oportunidades.
Es decir, el propio estrés terminaba bloqueándoles.
Obviamente
estas situaciones son más que comprensibles, ante épocas de crisis toda persona
se aferra a lo poco que tenga, a ese trabajo que le aporta un medio económico
con el que subsistir a pesar de que, las condiciones en las que trabaje, no
sean las adecuadas. Pero los expertos en Inteligencia Emocional nos señalan que
hemos de aprender a gestionar nuestra realidad y nuestras emociones. En ocasiones, tiempo de crisis es
también tiempo de oportunidades, ahí donde empezar a ser creativos, a buscar
nuevas opciones de crecimiento personal y laboral. Hay que evitar bloqueos, manejar el estrés y evitar ante todo
que se nos priven de nuestros derechos como trabajadores.
CONSEJOS PARA DESARROLLAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL TRABAJO
Lo sabemos, el primer consejo sería sin duda educar a nuestros jefes en
materia de Inteligencia Emocional. Pero mientras aguardamos a que se suceda la
transformación, empezaremos por nosotros mismos, que es sin duda lo esencial.
Veámoslo pues:
1. Escúchate a ti mismo:
Importante
que conozcas aquellas situaciones que más estrés y ansiedad te provocan en el
ámbito laboral. Establece una serie de prioridades para ver ante todo si esa
ansiedad está afectando directamente a tu vida personal… ¿duermes mal por las
noches, te cuesta levantarte por las mañanas para ir al trabajo, han cambiado
las relaciones con los tuyos por culpa del trabajo? Analiza pues esas situaciones estresantes e
intenta afrontarlas: ¿es un compañero? ¿es tu jefe? ¿es el trabajo en sí?
Piensa en ello, recordando ante todo separar el ámbito laboral del personal.
Cuando llegues a casa, relájate, busca tiempo para ti.
2. Escucha, no oigas
Sabemos que
en los ámbitos laborales se escuchan muchas cosas. Esos compañeros que nos
llegan con la necesidad de criticar a otros, esos rumores que nos llegan de vez
en cuando, esas informaciones que lejos de ayudarnos nos perjudican… es esencial que aprendamos a focalizar la
atención en aquello que es realmente importante, y que "silenciemos" nuestros oídos de
aquello que no lo es. Las personas hábiles en Inteligencia emocional,
saben centrar la antención en lo que es esencial, separándolo del simple "ruido".
3. Presta atención al lenguaje corporal
Las emociones no solo están en nuestras palabras, sino también en
nuestros gestos y expresiones. Atiéndete no solo a ti mismo y en cómo ofreces
"información no verbal a tus compañeros", fíjate también en ellos,
atiéndelos para comprenderlos y obtener así aún más información del medio
laboral en el que te mueves cada día.
Piensa que los escenarios de trabajo son como micromundos dotados de un lenguaje propio, están llenos de rumores, de emociones, de miedos y deseos, en ocasiones de envidias y por qué no, también de deseos de alcanzar grandes metas y proyectos. Si todos los miembros fueran capaces de entenderse y respetarse unos a otros, seguro que se seríamos mucho más productivos, efectivos… y felices.
Piensa que los escenarios de trabajo son como micromundos dotados de un lenguaje propio, están llenos de rumores, de emociones, de miedos y deseos, en ocasiones de envidias y por qué no, también de deseos de alcanzar grandes metas y proyectos. Si todos los miembros fueran capaces de entenderse y respetarse unos a otros, seguro que se seríamos mucho más productivos, efectivos… y felices.
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