Una gran masa crítica, una plataforma tecnológica excepcional y remitir las
incidencias a las empresas en tiempo real son las bases sobre las que se
asienta Critizen.
Desde el pasado mes de enero, los
consumidores pueden acceder a una plataforma, disponible también en app, que
les permite hacer público lo bueno y lo malo de compañías de toda índole.
Rodolfo Carpintier, creador de DAD, Next Chance Investment y Daniel Pérez
Colomar, su CEO y máximo responsable, son los artífices de esta start
up que nace tras ocho meses de trabajo. Esta empresa surge con la
intención de convertirse en el portavoz del ciudadano y, también, lograr la
mejora de los productos y servicios de las empresas.
Los emprendedores son conscientes de que
el público existe, pero también de que hay que trabajar duro para conseguir
hacer rentable un negocio cuyo éxito se basa en contar con una gran comunidad
de usuarios. Al otro lado del Atlántico, un grupo de jóvenes argentinos se
embarcó en Tuquejasuma, «una plataforma en la que tanto personas como empresas
interactúan en la búsqueda de soluciones», explica Ricardo Vaca, fundador de
esta start up que prevé facturar 220.000 euros este año y que
cuenta con 20.000 usuarios registrados y más de 60 empresas que utilizan este
sitio.La trastienda«El lanzamiento de Critizen ha supuesto un millón de
euros y tenemos prevista una ampliación de capital fuera de España para finales
de este mes. Estamos buscando al colocador y hablaríamos de entre cinco y diez
millones de euros», aclara Carpintier, quien prevé dos años de funcionamiento
para contar con una masa crítica suficiente, de en torno a los dos millones de
usuarios, que convierta la plataforma en un negocio rentable. «La participación
de los usuarios será siempre gratuita y nuestra prioridad se centra en ellos.
Todavía estamos barajando el modelo de negocio. Uno de ellos es proporcionar a
las empresas un formato especial que les permita utilizar el canal como un
medio de mejora de sus productos y servicios», añade.
El sistema fracasa si el consumidor no
recibe una respuesta o advierte la solución de su incidencia
En este tipo de plataformas, además de un respaldo económico suficiente
para conseguir el público que atraiga a los prescriptores –en este caso las
empresas–, resulta básica la verificación del usuario que hace la crítica y
también la alabanza –«el 25% de las críticas que se reciben son positivas»,
apunta Carpintier–. Y, por supuesto, que todo el sistema pierde el sentido si
el consumidor no recibe una respuesta o advierte cierta resolución de su
incidencia.
En nuestro país aún no existen empresas que apuesten por el modelo de
Critizen, pero sí que en la administración pública se están poniendo en marcha
iniciativas que persiguen la mejora de los servicios en la comunidad.
Ayuntamientos como el de Logroño, Santander, Zaragoza o Madrid, entre otros,
cuentan desde hace años con plataformas destinadas a canalizar las sugerencias
de los ciudadanos.
Todas ellas cuentan con el impulso de
Startup4cities, una iniciativa que hace un año puso en marcha Fundetec y la Red
Española de Ciudades Inteligentes (RECI), destinada a potenciar el desarrollo
de proyectos para mejorar la eficiencia y la calidad de vida de las ciudades.
May Escobar, coordinadora de RECI y directora de innovación de Fundetec, señala
que el gran desafío de estas aplicaciones es su gestión interna: «Ya sea un
proyecto público o en colaboración con una start up, hay que solucionar el
problema y reportar lo ocurrido, algo que se que complica en poblaciones muy
numerosas». Emprendedores que quieren mejorar la ciudad «Los ciudadanos
se convierten en los sensores del ayuntamiento». Con estas palabras describe
Javier Pascual, socio fundador de Mejoratuciudad, a los usuarios de esta
plataforma que comenzó a funcionar en marzo de 2013, opera en 50 municipios y
con la que interaccionan 17 empresas, entre organismos públicos, privados y
compañías de servicios.
Resulta clave el diseño de una aplicación
móvil para llegar al mayor número de usuarios
Pascual reconoce que la contratación directa con la administración pública
ha sido difícil, «por eso nuestros mejores aliados son las empresas privadas,
que ofrecen nuestro servicio dentro de su abanico de soluciones que facilitan a
la administración pública, y con las que es más sencillo acceder a la
contratación. Estamos trabajando en la dinamización del comercio local a través
de nuestra aplicación con un sistema de puntos para incentivar la compra. Lo
importante es involucrar al mayor número de actores en el servicio y
diversificar el producto. Un proyecto de este tipo sin usuarios es un auténtico
fracaso».
Mejoratuciudad está presente en tres países y espera doblar esta cifra a lo
largo de 2015, año en el que aspiran a una facturación de 270.000 euros. «En la
estrategia es clave que nuestros socios distribuidores tengan poder de
contratación en diferentes países. Cada uno se rige por sus propias reglas, y
es imposible conocer sus procedimientos», concluye.
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